lunes, 10 de noviembre de 2008

ASPECTOS SOCIOCULTURALES DEL ENVEJECIMIENTO

Para una sociedad cuya meta principal es la producción, el trabajo es el eje alrededor del cual se organizan los modos de vida de las personas. Como no se ha creado socialmente un rol que sustituya al de los trabajadores, los que dejan de trabajar pasan a ser nadie socialmente, y ese retiro lleva a una pérdida de la identidad social. La jubilación puede implicar una ruptura de los vínculos y relaciones que se han ido entretejiendo a lo largo de la vida laboral para pasar a disponer de un tiempo libre para el cual -en general- no ha sido preparado. A la persona que se jubila se le planea la contradicción entre la imposición social del retiro y la necesidad de relación e integración social.
Los viejos se identifican con estas imágenes culturales, provocando una falta de metas o de proyecto de vida, y tomando una actitud que expresa que no tienen nada importante que ofrecer.
También debemos tener en cuenta la importancia de la "Teoría del desapego" desarrollada por Cummings y Henry, según la cual los individuos que envejecen se van apartando progresivamente de toda clase de interacción social, y consideran que este fenómeno es normal, universal, inevitable e intrínseco. Esta teoría sigue sustentando consciente e inconscientemente, en gran medida, la conducta hacia los viejos, por parte de los profesionales, familiares y amigos, que considera normal un progresivo apartamiento de sus actividades como un paso de preparación para la muerte.
De esta teoría surge la idea que los viejos son asexuados y en caso que manifiesten deseo sexual se lo toma como anormal. Este prejuicio está muy arraigado en los profesionales como en la sociedad en general.
Es importante tener en cuenta no solo la actitud de la sociedad, sino también cómo el sujeto se identifica con esa mirada. El concepto de Rolla que llama "identificaciones narcisísticas negativas" lo encontramos cuando se da un mayor grado de sometimiento y aceptación pasiva a la conducta inhibitoria del otro.
En los libros más recientes vuelven a aparecer personas mayores fuertes y activas, con roles sociales como lo hacían antes de la década del sesenta. La autora observa una correlación de ese fenómeno con el crecimiento y la difusión de lo producido por las disciplinas que componen la gerontología, en el marco de una sociedad cuyo proceso es el envejecimiento de sus poblaciones

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